Poemas y relatos - ARCB
NO LE SALEN LAS CUENTAS
Bajo un
sombrero de paja
y con un sol
de cuarenta,
José repasa con
los dedos
y no le salen
las cuentas.
Si yo sembré la
semilla
y la riego de
mi sudor,
si le he dado
la vuelta al mundo
con las ruedas
de mi tractor.
Ahora que tengo
el fruto
se lo lleva
otro señor,
y lo que hoy
nada vale
mañana triplica
el valor.
Desde el sillón
recolecta
el esfuerzo y
la labor,
sentado en un
despacho
solo con su
ordenador.
¡Qué poco vale
el trabajo
de un humilde agricultor!
José Luis Ruiz ARCB
LOS DOS AVAROS
Convidó a un
amigo un avaro,
llegada la hora
de comer,
sacó una
sardina y dos mendrugos.
Tomó un
mendrugo, lo pasó
suavemente por
la sardina y lo chupó,
sin desgastarlo
mucho.
El otro se escandalizó
del despilfarro,
¿pues qué comes
tú?
¡Mira y
aprende!
Puso la sardina
al sol y fue pasando
el pan por la
sombra que proyectaba.
MORALEJA
Huyamos tanto de la avaricia
como de la prodigalidad.
Ambos vicios pueden
producir males sin fin.
Ascensión Templado
ARCB
HISTORIA DE UNA NIÑA
En un
pueblo de una ciudad imaginaria, vivía una niña que en su infancia cuidaba de
los animales que tenía en el corral de su casa. Cuando éstos se ponían enfermos
les daba la medicina que el veterinario les recetaba y los cuidados que ella
consideraba. Pasaba las noches en vela junto a ellos para que no les ocurriese
nada.
La
chica se hizo mayor y se trasladó a la gran ciudad para estudiar medicina; tal
era su amor por los animales y por las personas, que decidió que ayudaría con
todo lo que estuviese en su mano.
Ahora
trabaja en un gran hospital de la ciudad imaginaria curando y cuidando a las
personas contagiadas por este virus tan dañino que nos asola.
El
cariño y la amabilidad con que trata a sus pacientes es el mismo cariño que le
daba a sus animales.
Inés
Cava ARCB
TUS OJOS, PUENTE
(Romance)
¡Oh, puente de
San Antón!
Cuando te miro
a la frente
bajo tus cejas
de fronda
contemplo tus
ojos verdes:
Dos luceros
deslumbrantes,
graciosos,
vivos, alegres,
plenos de luz y
color
y de destellos
fulgentes.
Dos ojos que en
sus pestañas
de junco
lágrimas vierten,
de policromos
vapores
y espuma blanca
y peces.
Que a la Virgen
de la Luz
se eleva
devotamente
con cantos de
“Gloria” y “Ángelus”
y ecos de
“mayos” conquenses.
Dos pupilas
que, clavada
sobre el Júcar
cuando viene
ven a Mangana y
los sauces,
en lienzo de
agua viviente;
y que,
acompañando al río
al mirar hacia
Occidente
descubre al
alfarero
y artista Pedro
Mercedes;
quien puso vida
a la arcilla
en jarrones y
paneles,
creando con
barro ascético
sus místicos
recipientes.
Dan a sus retinas vida
los patos que
se divierten
navegando por
sus iris
en florecillas
de bajeles,
extasiados con
los trinos
de jilgueros y
verdeles.
El cielo,
bóveda azul,
en ellos es
glauco fuerte,
y las sombras
siempre negras
verdosas nos
las ofrecen
bajo siluetas
de ramas
que decoran la
corriente.
¡Puente de luz
y de sombras
cuando transita
la muerte!
Sobre tus ojos
de vida,
por los arcos
de tus sientes
nos donas una
corona
de esperanza,
porque tú eres
vínculo eterno
de Cuenca
entre el pasado
y el presente.
Y tú adornas la
ciudad,
y ella por ti
orgullo siente,
porque tienes
en tu faz
los más bellos
ojos verdes.
Engracia García
ARCB
Profesora: Verónica Ruiz
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